Admiro a la gente fuerte que se reinventa, que no se rinde y que ante las circunstancias de la vida se dan la oportunidad de escuchar a los demás y obtener lo positivo en cualquier situación.
Hoy quiero escribir de una persona que me ha cambiado la forma de ver la vida los últimos meses.
Una persona que me ha enseñado que podemos encontrarnos con nosotros mismos y que darnos la oportunidad de ser felices desde lo más profundo de nuestro ser es una opción que todos podemos tener.
Es fuerte reconocer que a veces necesitamos tocar el fondo, estar hasta abajo del pozo y reconocer que podemos tener el impulso mirando hacia arriba y salir a la luz nuevamente.
Al mismo tiempo es hermoso poder contar con la mano que te ayuda a salir y sentir apoyo, sentir amor nuevamente.
Admiro a esa persona que en medio del caos opta por bailar, reír, compartirse y hasta tomarse un tequila sabiendo hasta dónde llegar.
Hoy me queda claro, más que nunca, que uno elige como estar, como sentirse, en qué sintonía estar, que energía vibrar.
Cada quien elegimos desde dónde movernos. De hecho, solo tenemos dos opciones, desde el AMOR o desde el MIEDO.
Tú, ¿desde dónde te mueves?
Mi amiga me recuerda que vivir desde la pregunta siempre será la mejor manera de hacerlo. ¿Cómo es vivirlo así?
Esta es la fórmula: Reconozco que NO SÉ y que NO PUEDO, entonces desde ahí… ENTREGO… y espero a que una energía más grande que yo, que mi conciencia, me regrese la respuesta.
Admiro a las personas que se revelan, que escuchan su sabiduría interior y desde ahí se mueven, que pueden decir ¡No más… merezco ser libre!
Amiga, este post es para ti, inspirado en ti porque amo conocerte hoy más que ayer.
Porque le estás dando la oportunidad a tu esencia de salir a la luz, y te digo algo…
¡Me está encantando conocerte de verdad!
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